RUTA DEL QUIJOTE: EL TOBOSO, PATRIA DE LA EMPERATRIZ DE LA MANCHA: DULCINEA
Siguiendo
los pasos de nuestro hidalgo caballero hemos de llegarnos hasta la localidad de
su amada Dulcinea, El Toboso. Una pequeña localidad típicamente manchega que
guarda enormes tesoros, no en vano cuenta con la Biblioteca Cervantina, a la que
llegan multitud de visitantes de todo el mundo.
En ella se guardan ejemplares del Quijote en todos los idiomas y dedicados a la
villa de El Toboso por diferentes políticos e intelectuales. Incluso existe uno
firmado por el propio Hitler. Es en este museo donde uno puede darse cuenta de
la repercusión de esta obra en el mundo, pues además de políticos, existe un
libro donde el visitante deja su escrito y en él encontramos dedicatorias
también muy curiosas.
Pero el Toboso tiene una historia anterior a la obra de Don Quijote, ya que los
iberos levantaron allí un asentamiento del que dejaron huella. Aunque,
lógicamente es más conocido por la obra cervantina. Además del Museo, podemos
visitar la Casa Museo de Dulcinea, conocida desde antiguo como «Casa de la
Torrecilla». Perteneció a Doña Ana Martínez Zarco de Morales. A la que Cervantes
inmortalizó con el nombre de Dulcinea (Dulce Ana). La casa fue reconstruida en
los sesenta y es una reproducción de un caserón manchego del siglo XVI,
conservando mobiliario de la época de gran interés. Y por supuesto, la propia
localidad tiene su encanto, porque recorriendo sus calles encontramos narradas
adosadas a las paredes las peripecias del hidalgo caballero y su fiel escudero
cuando llegaron en busca de su amada. Así hasta dar con el templo, que hizo
pronunciar a nuestro caballero aquellas frase de «Con la iglesia hemos dado,
Sancho».
Alrededores
Cerca del Toboso encontramos Alcázar de San Juan, donde también existen molinos,
pero peor conservados. Alcázar ya es una ciudad, con lo que conlleva a la hora
del tráfico y sus calles nos parecen enrevesadas en una primera impresión,
puesto que venimos de andar por localidades más pequeñas y en las que pasear
resulta un ejercicio muy agradable. Cuenta con importantes edificios, pero
mención especial merecen los mosaicos procedentes de la villa romana del siglo
IV, expuestos en el museo municipal.
Otra de las localidades cervantinas que merece la pena visitar es Pedro Muñoz.
Por aquí se dice que Don Quijote y Sancho fueron los primeros turistas y donde
el ingenioso hidalgo en su cercanía a los palacios de su Dulcinea, lanzaba
suspiros de encendido amor. Sin embargo, lo más destacado de esta localidad es
la Laguna del pueblo o de la Vega, refugio de aves migratorias, un espacio
natural donde relajarse de toda la literatura con la que podemos embebernos en
estas tierras. Para rellenar las alforjas, que de eso sabía mucho nuestro bueno
de Sancho, encontrará buenos lugares donde comer y tiendas para llevarse el
auténtico queso manchego.
Marta Elía
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