NUESTRO CUERPO SOPORTA CADA DÍA IMPORTANTES RIESGOS PROVENIENTES DE APARATOS DE USO DIARIO |
No nos damos cuenta, pero en nuestro quehacer diario
sometemos a nuestro cuerpo a las radiaciones emitidas por distintos aparatos que
pueden conllevar efectos en nuestra salud. Los gobiernos se escudan diciendo que
no existen informes concluyentes, pero los estudios son también escasos. En
España los investigadores se encuentran con dificultades a la hora de
abordarlos. Tudela tiene un central de Iberdrola en su mismo
casco urbano. En el nuevo parque del Barrio de Lourdes las torres de alta
tensión conviven con los juegos de los niños. Hace algunos años, grupos del
Ayuntamiento solicitaron el traslado de la central, pero el alto coste económico
impide que se lleve a efecto. Pero no sólo las líneas de alta tensión pueden
suponer riesgos, las antenas de telefonía móviles y gran variedad de aparatos
domésticos producen una serie de ondas que pueden afectar a nuestro organismo.
Hoy es la telefonía móvil la que está levantando preocupación e incertidumbre,
debido a la emisión de radiaciones de las antenas de telefonía móvil, que cada
vez se instalan más cerca de nuestras viviendas y cuyas consecuencias no se
conocen aún, seguramente porque no interesa a las grandes compañías de
telecomunicaciones, unas de las más fuertes del mercado en la actualidad. Sólo
algunos grupos políticos como Batzarre o Chunta Aragonesista se han movilizado.
Sí lo hacen, en cambio, profesionales independientes
que por puro interés y con muchas dificultades inician este camino que ex
extremadamente complejo. MªJesús Azanza, doctora en la
Universidad de Zaragoza, lleva desde 1987 investigando el tema de los campos
magnéticos, pero no ha querido entrar nunca en los debates surgidos porque
siempre se intenta encauzarlos hacia una correlación con el cáncer. Para ella,
es difícil establecer una incidencia directa porque están en juego muchos otros
factores y otros campos electromagnéticos. Pero cree que hay que aplicar el
principio de precaución que se está haciendo en Europa, que en España está lejos
de aplicarse y que conlleva alejar lo más posible de los núcleos de población
las líneas de alta tensión y otros elementos como las líneas de ferrocarril o
antenas de telefonía. La cuestión, para la doctora, está en que nunca se ha
estudiado el tema lo suficiente, porque existen demasiados intereses en juego y
las medidas a aplicar son excesivamente complejas. Además, siempre encuentran
explicaciones fáciles para todo y evitan entrar en el problema de fondo. Señala
que el desarrollo conlleva sus riesgos que nadie quiere reconocer.
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