TURISMO

TURISMO: EN AVILA SE DISFRUTA CON LA MURALLA PERO TAMBIEN CON SU GASTRONOMIA 

Si nos quedamos en tierras castellanas es esencial hacer parada y fonda en la ciudad amurallada de Avila, donde podemos disfrutar de sus monumentos, pero también de su rica gastronomía. Por supuesto que lo que más destaca en ella es su muralla, una de las mejor conservadas de Europa, con nueve puertas de acceso, aunque las más destacables son las del Alcázar, la de San Vicente y del Rastro. Mide 2,5 kilómetros y tiene un total de 90 torreones, lo que nos da una idea de su monumentalidad. No olvide subir a ella porque se pueden conseguir vistas panorámicas de la ciudad. Adosada a ella, la Catedral que tiene todo el aspecto de iglesia-fortaleza. Comenzó a construirse en 1172 y se concluyó en el siglo XIV. En su interior hay muchos rincones que no deben perderse, como la portada de los apóstoles; el claustro gótico; la sillería del coro, entre otros.


Pero además de la muralla existen otros muchos edificios: la Basílica de San Vicente, el Palacio de los Velada, el de los Verdugo, el Palacio de Valderrábanos, actualmente un hotel, el Torreón de los Guzmanes, actual sede de la Diputación, entre otros, sin olvidarnos del Convento de Santa Teresa, que se levanta sobre la casa natal de la fundadora de las Carmelitas Descalzas, cuyo brazo incorrupto se encuentra en Alba de Tormes, Salamanca, donde estuvimos la pasada semana. Otro lugar importante, conocido por los abulenses, es lo que llaman los cuatro postes, el lugar donde Santa Teresa, al salir de Avila, se paró para volver a mirar hacia su ciudad natal.
Avila gastronómica


Pero además de recorrer los diversos atractivos de la ciudad, existe la posibilidad de disfrutar de otras maneras como llegarse hasta la Plaza punto de reunión. Su casco histórico está repleto de establecimientos donde poder degustar las variadas tapas que ofrecen, en muchas ocasiones gratuitamente junto con la consumición. 
Pero eso no es obstáculo para podernos sentar a la mesa y saborear los productos más destacados de esta provincia: el chuletón o el cochinillo asado. No hay enfermedad que pueda con esos platos tan bien preparados y resultaría casi un pecado no decidirse por ellos a la hora de comer. Luego están las yemas de Santa Teresa, ahí juega el gusto, porque no todo el mundo las aprecia de igual forma. Pero es un buen detalle para llevar a un amigo o familiar, el que se las coma luego, ya no es cuestión nuestra.


    Fotos:   Murallas de Ávila: Marta sentada