TURISMO

CIUDAD RODRIGO UN PASEO ENTRE ENCINAS Y LA HISTORIA CASTELLANA

   Ya que estamos en Salamanca no podemos dejar de visitar una de las localidades más emblemáticas de esas tierras: Ciudad Rodrigo. El viaje desde Salamanca es agradable, aunque hay que tomárselo con precaución porque es una carretera que, como alguna de por aquí, tiene un importante volumen de tráfico pesado, sobre todo de camiones que se dirigen a Portugal y que, para más inri, llegan cansados y con ganas de llegar. Si uno se lo toma con tranquilidad puede disfrutar del paisaje, sobre todo de esas encinas, de las que aquí sólo nos queda una reminiscencia, el carrascal. No es de extrañar que en esas llanuras es donde prefieran vivir animales tan nobles como los toros.

Los orígenes de Ciudad Rodrigo se remontan más allá de la época romana, en la que tuvo gran importancia. La antigua Meróbriga, tras un periodo oscuro, del siglo VI al XI, fue recobrando su posición. En el siglo XII se inicia la construcción de la Catedral. Destaca en ella el claustro, pero también la antigua capilla, donde podemos observar frescos que todavía se conservan y alguna que otra boda, porque los vecinos parecen preferir la antigua capilla a la Catedral. Las murallas pueden recorrerse. Lo malo de ello es que después de ver las de Lugo, cualquier otra muralla parece no tener importancia. Pero Ciudad Rodrigo tiene algo sobresaliente: sus palacios, el más hermoso, el de la Marquesa de Cartago a un paso de la Catedral. Es una vivienda, con lo cual no queda más que envidiar a quien allí habita. 

Da la sensación de que en un momento u otro bajará del mirador una soga para que suba algún príncipe, aunque, en estos días, parece que no andan muy animados. Pero hay otros muchos Palacios en Ciudad Rodrigo, el Palacio del Conde de Alba de Yeltes, el de Moctezuma, el de los Castro. También se puede visitar la Casa Consistorial. Como ciudad amurallada, también tiene su castillo del que queda muy poco, pero que todavía expresa el esplendor de esta ciudad. No en vano alberga un Parador Nacional. Lo peor de todo es la hora de ir a comer. Es necesario estar al loro porque enseguida están repletos, sobre todo, los que se encuentran en la Plaza Mayor. Pero antes, si reserva con antelación una mesa, no deje de tomarse un aperitivo por las tabernas de la ciudad.


    Fotos:   Ciudad Rodrigo