SEVILLA (II)
De
la Catedral de Sevilla hay que trasladarse a los Reales Alcázares, la
residencia real más antigua de la Corona española a los que hay que dedicar
tiempo para disfrutar de sus espacios. Todas las salas del Alcázar llaman la
atención por la riqueza de su ornamentación, clave fundamental en
todo el palacio en el que yeserías, artesonados, alicatados y otras muchas
filigranas recorren cada una de las dependencias. Algunas tiene especial
interés como el salón de embajadores cubierto por una magnífica cúpula
semiesférica realizada en 1427, el patio de las Doncellas, que posee los
zócalos de azulejos más bellos del Alcázar , colocados en tiempos de los
reyes Católicos o el patio de las Muñecas de reducidas dimensiones y una
interesante colección de capiteles. En el exterior sorprende el jardín en el
que se ubica lo que se ha denominado el chorro de Neptuno, y muy cerca de
allí y casi escondido no hay que olvidar los baños termales que se
encuentran en una gruta y que eran utilizados por la reina. Luego están
otros muchos edificios como el Archivo de Indias construido en tiempos de
Felipe II, la Torre del Oro, construida a finales del siglo XIII, hoy museo
naval, la Casa de Pilatos, uno de los ejemplos más destacados de
arquitectura civil palaciega sevillana, iniciado en el XV pero construido en
el XVI y por supuesto, la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería
de Sevilla, a la que los aficionados no faltarán. No podemos olvidar uno de
los espacios más representativos, la Plaza de España construida para la
exposición Iberoamericana de 1929 e también el barrio de Santa Cruz, que
coincide en gran parte con las antiguas juderías sevillanas.
La información sobre turismo que ofrecemos está basado tanto en
observaciones propias como en los folletos recogidos en las mismas oficinas
de turismo. de cada Comunidad o provincia.
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