EN LA RIBERA EXISTE UNA BOLSA DE TRABAJO QUE SUPERA LOS 200 EMPLEOS 


 

Hoy en día todo el mundo aplaude la posibilidad de implantar estudios universitarios en la Ribera; asimismo cada vez se hace mayor hincapié en la necesidad de una formación más tecnológica para adecuarnos a un mundo que vuela a velocidades de vértigo. Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas de la comarca de Tudela tienen otros problemas mucho más básicos como la falta de mano de obra cualificada en los oficios más cotidianos e imprescindibles. Puede resultar paradójico hablar de este problema cuando en España existen unos índices de desempleo importantes, pero no lo es, porque en esta situación juega un importante papel los planteamientos formativos, nuestra propia mentalidad y los objetivos que deseamos.

Hoy por hoy no existe en la Ribera una formación profesional y de oficios adecuada a las demandas de empleo de las pequeñas empresas. La cuestión se agrava si tenemos en cuenta la mentalidad de nuestra sociedad que valora en demasía un título universitario, la falta de movilidad de la mano de obra, la identificación de estabilidad laboral con grandes empresas, la escasa flexibilidad laboral entre otras circunstancias.

Todo lleva a que actualmente exista en la ribera una bolsa de trabajo que los empresarios calculan en unos 200 empleos, confirmados por algunas empresas de trabajo temporal, como Adecco Tudela que va más allá y la cifra en 200/300, una bolsa que nuestro mismo periódico ha podido comprobar, ya que en 12 llamadas a empresas, 7 de ellas manifestaron que necesitaban personal cualificado, sumando un total de 76 puestos de trabajo localizados en una sola hora.

Esta bolsa de empleo se refiere, sobre todo, al ámbito de las construcción: oficiales de 1ª y 2ª en todos los oficios desde albañilería, fontanería, electricidad, hasta soldadores, matriceros, caldereros, pero también en peonaje básico y con unos sueldos para estos profesionales que nada tienen que envidiar, ya que pueden rondar las 175.000 pesetas e incluso en peonaje se pueden conseguir sueldos nada despreciables. El sector de la hostelería también tiene problemas a la hora de encontrar personal tanto camareros como cocineros y ayudantes. Una de las conclusiones del informe que el CEIN elaboró sobre el tejido industrial de la comarca de Tudela confirma de alguna manera esta situación ya que señalaba que la media de edad de los trabajadores era de unos 36,5 años, sin embargo no había muchos trabajadores de esa edad sino que eran o más jóvenes o mucho más mayores. Esto se debe justamente a la problemática que existe a la hora de encontrar trabajadores cualificados, ya que por un lado los empresarios contratan a jóvenes para que aprendan, y al mismo tiempo no pueden prescindir de los mayores, puesto que son los especialistas.

 

Perdida de crecimiento

 

Julián Rubio, director de Talleres Rubio y que fue durante ocho años presidente de la Asociación de Empresarios de la Ribera en su primera etapa, está convencido  de que en los últimos años se ha perdido una gran oportunidad de creación de empleo, a la vez, que se ha frenado el desarrollo de estas empresas, algunas de las cuales no han podido asumir nuevos proyectos por falta de mano de obra , poniendo como ejemplo su propia empresa. La construcción, dice “lleva tiempo en auge y había que haber tenido gente preparada para haberlo aprovechado. Sin embargo, justamente es el ciudadano de a pié el no se ha podido aprovechar de esta circunstancia”.

Rubio se queja, como otros empresarios, de tener que buscar mano de obra sin formar en la que tienen que invertir en formación, con muy escasas ayudas, y al mismo tiempo luchar y competir en el mercado. Una doble labor que en el ámbito d ella construcción suele asumir la pequeña empresa, ya que la grande subcontrata sus servicios. A ello añade el problema de la fuga de mano de obra, que una vez formada es una pieza clave en este mercado carente de ella y muchas veces se traslada a la gran empresa y toda la inversión realizada se desvanece.

Los empresarios consultados creen necesaria una escuela Técnica especializada en oficios, una solicitud que viene de lejos. Rubio señala que, cuando hace 12 años se constituyó la AER para aunar esfuerzos y conseguir objetivos, una de sus primeras actuaciones fue solicitar la creación de una escuela técnica “se habló con el consejero, con el Alcalde, con el presidente del Gobierno en aquel entonces, Gabriel Urralburu, y también con el director de la ETI que estuvo de acuerdo en que había que hacer algo. En aquel momento ya se preveía que podía haber un boom y empezaba a escasear mano de obra preparada. Nuestro objetivo era dotar de personal a la Pyme, porque la gran empresa no la necesitaba. Pero todo aquello se durmió en los laureles de la burocracia”

Rubio también reconoce la culpa del propio sector empresarial en este sentido, ya que la Asociación no ha servido para hacer fuerza y representar a la Pyme “el fallo también está en los empresarios porque no tenemos fuerza para exigir lo que necesitamos. Incluso en el grupo de trabajo que va a estudiar la Universidad no estamos representados. La AER debería preguntarnos por nuestra necesidades para demandarlas, como ayudas a la inversión y al aprendizaje.

 

Formación

 

Cein presentó recientemente en Tudela las conclusiones sobre el estudio del tejido empresarial de la comarca de Tudela. Entre las conclusiones se encontraba la falta de formación por parte de las empresas y aunque el informe señalaba que no se podía generalizar excesivamente, nuestro periódico sí que ha detectado que muchas empresas dedican tiempo y dinero a la formación de sus trabajadores. Bien es cierto que no de forma reglada, ni a través de cursos, sino mediante la practica, puesto que no les queda ninguna otra opción.

Rubio señala en este sentido que empresarios, sindicatos y entidades se están preocupando por dar cursos de formación, sobre todo ocupacional y continua para el reciclaje de los trabajadores, pero falta la formación básica, la reglada.

Algo en lo que están de acuerdo los sindicatos ya que afirman que queda mucho trabajo por hacer en formación reglada (F.P. y universidad), adecuarla más a las empresas sobre todo en Navarra con  unos sectores específicos como son los del metal, conserveras, agroalimentarias y que tiene unas necesidades específicas.

Jesús Lecumberri, secretario de acción sindical de UGT, señala también al respecto que “se está detectando una desconexión entre lo que es el sistema formativo y las necesidades del mercado laboral, una desconexión que se hace más visible en la Universidad. También nos preocupa lo centros de F.P. donde también existe una desconexión, aunque menos acusada, sobre todo en lo que se refiere al sector metalúrgico: las escuelas de F.P  no tiene suficiente capacidad de adaptación a esa necesidades que está demandando la industria navarra”.

Para ello, comenta Lecumberri, “en las negociaciones con el Gobierno los sindicatos fomentamos la creación de un órgano que reúne distintos colectivos y sensibilidades como el Servicio navarro de Empleo, organismos sindicales, Consejería de Educación, de industria, mediante el cual estamos intentando coordinar los tres subsistemas que hay ahora mismo de formación en navarra y en España que son el sistema de formación reglada (FP y Universidad), formación continua (reciclaje de trabajadores) y el sistema ocupacional. Eso se está coordinado a nivel nacional con la creación de una agencia que crea una serie de titulaciones que se obtienen no sólo a través de la formación reglada, sino también continua y ocupacional”.

Asimismo, señaló que el Servicio Navarro de Empleo tiene programas formativos a la carta para que los empresarios pueda dar la formación específica para los puesto de trabajo que va a crear y el SNE subvenciona esa formación. El empresario debe comprometerse a que el 75% de los trabajadores que dan ese curso luego sean empleados con un contrato digno. Estos programas tienen un mínimo de trabajadores de 10, por ello, en lo que se refiere a la especial problemática de la pequeña y mediana empresa, Lecumberri afirma que deben jugar un papel importante las Asociaciones puesto que las pequeñas empresas pueden acceder a estos cursos a través de las ellas porque hay instrumentos suficientes para que los puedan utilizar. Los empresarios tiene que reclamarles a ellas esa labor.

Otra cuestión es lo que queremos que sea la formación, quizás, una educación como ciudadano o una formación para el empleo. Quizás ambas cosas no tengan que estar obligatoriamente reñidas.

 

Escribe: Marta Elía