EL TOBOSO (Toledo) En
el pasado número les comentaba que me había adentrado en la novela de El
Quijote a través de las tierras que describe y por eso aprovecho esta semana
para contarles lo que allí pude ver y disfrutar. En primer lugar tengo que
hablar, como no puede ser de otro modo de El Toboso, un bello pueblo
toledano de donde era la joven Aldonza Lorenzo, a quien Don Quijote vino a
llamar Dulcinea del Toboso. El Toboso, que debe buena parte de su fama a la
obra cervantina, alberga entre sus calles y plazas monumentos de interés
histórico-artístico, además de rincones llenos del encanto de las pequeñas
villas manchegas, con su tradicional edificación de mampostería y tapial y
marcada por el blanqueado de sus muros. Allí encontraremos si iglesia
parroquial dedicada a San Antonio Abad, cuyo estilo pertenece a la última
época del gótico. El convento de las Trinitarias y de las Franciscanas, una
puerta Ojival del siglo XIV, uno de los restos del amurallamiento de la
villa, el pozo de Gascona y el de la Torre y, por supuesto, los más
visitados: la casa Museo de Dulcinea y la biblioteca Cervantina. La casa de
Dulcinea perteneció a Ana Martínez Zarco de Morales, a la que Cervantes
inmortalizó con el nombre de Dulcinea (Dulce Ana). Se trata de una
reproducción de un caserón manchego del siglo XVI con las dependencias de
labor, huerto trasero, palomar y dormitorios. Conserva mobiliario de la
época y también algunas partes de los que era la antigua casa. En la
biblioteca Cervantina existe una interesante exposición de ediciones de "El
Quijote" en diversos idiomas, muchas de ellas dedicadas por diferentes
políticos e intelectuales. Existe incluso una edición dedicada por Hitler en
1933 o por el presidente Perón. Un museo interesante y curioso, donde
podemos descubrir la gran importancia de nuestra obra más internacional.
Foto: Dormitorio de la casa de Dulcinea |
|